Que las etapas tengan forma de bucle tiene sus ventajas e inconvenientes. Entre las primeras está que no hay que realizar apenas kilómetros de enlace, algo muy cómodo para corredores y asistencias, que en días como ayer no tienen que desplazarse ya que en la jornada seis y siete comparten vivac.
El inconveniente principal es que el terreno puede resultar un poco repetitivo y la conducción se hace más tedioso. Además, como hay tramos que ya se han realizado en otra etapa, no te puedes fiar de las huellas para llegar a los waypoints.
En esta jornada han vuelto a pasar por las Dunas de Nazca y por la famosa Duna Argentina. Un terreno en el que, a diferencia de las dunas de Mauritania, por el que los españoles están habituados a entrenar, las dunas están a menudo cortadas por los dos lados. Algo que propicia que salgas volando si las atraviesas a demasiada velocidad. Son muchos los que han volcado por esta razón, entre ellos nuestro apreciado Jesús Calleja. Los daños irreparables que sufrió su Toyota al volcar impidieron la continuidad del leonés en esta edición del Dakar.
De los 323 Km de especial de esta etapa, la gran mayoría han sido recorridos por un terreno mixto de arena, fesh fesh y rocas al final. Las presiones de los neumáticos descienden cuando el terreno por el que circulas es arena, para que tengan una mayor superficie, y así los vehículos se entierren menos. El problema viene cuando, de repente, se encuentran con un terreno pedregoso, para el que los neumáticos necesitan mayor presión. Si la presión es baja se suelen pinchar. Días como el de ayer, en los que ya empiezan a entrar las prisas, muchos no esperaron lo suficiente y se pincharon muchas ruedas.
Una etapa para llegar a Lima.
¡Gas!