Cada vehículo que surca las dunas del desierto saudí está controlado en todo momento desde París vía Iritrack, un sistema de posicionamiento satelital, preparado para responder ante cualquier imprevisto. Además, la organización cuenta con personal que se comunica en tiempo real con los pilotos en su idioma nativo.
La figura del helicóptero es casi una sombra constante en las dunas y, cada poco tiempo, atraviesa los controles tanto de la policía como de la propia organización.
Dentro del vivac, la seguridad también es máxima. Se trata de un recinto vallado de 4 o 5 hectáreas prácticamente blindado por la policía y por la organización que, además de velar por la seguridad, garantizan que nadie se salte las normas de la carrera.
El vivac es un entorno muy ordenado, una especie de cuadrícula con una calle principal y cinco o seis variantes perpendiculares, de manera que el campamento esté siempre en la misma casilla. Por tanto, aunque cada día se monte en un lugar diferente, la ubicación del equipo dentro del vivac no cambia.